martes, 4 de marzo de 2014

DESDE EL BUNKER

Saludos conciudadanos, con el motivo de la inauguración del blog os dejo por aquí una pequeña reflexión sobre en lo que creo que debería basarse la felicidad de una persona. Espero que lo disfrutéis y os sintáis identificados. Al final de la entrada os iré dejando algún que otro vídeo de distintos temas, hoy toca un tema de la banda sonora de la película "Into the wild", "Rise" del gran Eddie Vedder. Qué tengan un buen dia!

"Al final es eso lo que nos llevamos a la tumba, esos momentos en los que conseguimos conectar plenamente con nuestra naturaleza, momentos en que encontramos nuestra razón de ser en las cosas más simples pero no por ello menos satisfactorias. Hablo concretamente de la puesta en práctica de esos comportamientos propiamente humanos, eso sí, me refiero a aspectos totalmente alejados de cualquier connotación darwinista o aristotélica que pueda dar paso a confusión.

Estoy hablando de una entidad absolutamente superior e inteligible para el ser humano, llámenlo Dios, kharma, brahman, Ala, madre naturaleza o lo que quieran; pero lo que esta claro es que cuando uno consigue liberarse de todo artificio que nos brinda esta maldita sociedad conseguimos establecer una especie de relación simbiótica con esta energía. Esta relación no se consigue mediante ningún tipo de rezo a dios ni ningún rito espiritual, no entiendo como hoy en dia hay gente que gestiona su fe de ese modo. Los “Homo Sapiens” somos un colectivo tan egocéntrico como insignificante que nunca conseguiremos ni siquiera acercarnos a la gran verdad, sólo podemos limitarnos a disfrutar de esa conexión con el aura que nos rodea.


Esta relación se crea con actos tan simples como el querer, como disfrutar de un par de birras con los amigos recordando viejos tiempos, como aquel que vive directamente del trabajo de sus manos, aquel que perdido en tierra virgen traza su camino de vuelta a casa, el leñador que golpea el tronco y sacudida tras sacudida sonríe pensando en el calor que esa madera proporcionará a su familia en el frío invierno de la taiga profunda, el niño que degustando una naranja encuentra en ella toda la grandeza de la creación y aquel que sacrifica a un animal mirándole a los ojos y dándole las gracias por ese alimento, y por supuesto el hombre que se siente libre y grita frente al mar fundiéndose en su canción preferida mientras se siente al margen de toda convicción social.


Es mi forma de ver el mundo no espero que la entiendan y  mucho menos que la compartan, mi intención únicamente es hacerles conscientes de que son libres de pensar como quieran y que son los dueños de sus vidas desde el momento en el que cuestionen las doctrinas y se reconecten a esos aspectos intrínsecos que llevamos grabados en el ADN y llevan durmiendo tanto tiempo".