lunes, 6 de julio de 2015

¿Contra quién luchas?

Era la hora más oscura cuando despertó el maestro
inundado en la vigilia de aquel bosque sin senderos.
Desasido ya del trance finalmente alcanzó a ver,
el rostro de su discípulo preocupado tras el fuego.

¿Dime hijo qué te pasa?¿Qué turba tu pensamiento?
Le preguntó su maestro con un tono paternal,
y como aquel que lamenta la miseria del ajeno
se incorporó tras las llamas mostrándole su bondad.

Confundido me encuentro maestro ante la necesidad
de tomar una postura dentro de esta sociedad.
Reaccionario, no me siento, pues me niego a limitar
la libertad de los otros para hallar mi bienestar.

Mas el que pide libertad y aclama revolución
no siempre es coherente con lo que su ideología expresa
y olvidando las raíces de su libre corazón,
al hallar la libertad como el reaccionario acaba.

Dime pues qué debo hacer, cuando veo el cielo tan negro.
Dime pues qué debo hacer, cuando es en vano el sacrificio.
Cuando la crisis moral no me permite ser sincero,
y ya no existen los bandos, tan solo existen los vicios.



miércoles, 13 de mayo de 2015

SOBRE MAZAS Y CANTERAS

Se acabó, basta de especulaciones, de impulsos amedrentados por estratégias artificiales y de espíritus reprimidos. Teme, teme a todo pero que esto no toque en absoluto tu voluntad y que la crisis de coherencia sea algo utópico para tu persona. Que la montaña intimidante que se levanta en tu propia piel no te paralice. Agarra el mejor martillo que tengas, da igual si se estropea, tiempo habrá de arreglarlo, y golpea, golpea con todo. Golpea la cantera con todo tu ser, pues sólo así llegarás, si es que es posible, al rubí que esconde. Dale fuerte, pulverízala, sin miedo a que el rubí se rompa, si se rompe no es tuyo y a por otro, así de simple. Y si después de hacer esto finalmente se rompe, sigue picando con más y más ganas, que no se detengan tus ánimos ni tu entusiasmo, la cantera está llena de ellos. Simplemente golpea...golpea fuerte y donde creas conveniente. Si se rompe el martillo golpea con las manos y si se rompen las manos con el corazón…

Pero golpea, siempre golpea...



miércoles, 22 de abril de 2015

‘’QUE ME QUITEN LO BAILAO’’


Aún en esos momentos en que la realidad se manifiesta repentinamente como un destello violento, que ni siquiera da opción a que tus pupilas se acomoden a esa  negra luminosidad, aún cuando no sepas qué cojones estás haciendo de tu vida, ni sepas qué es lo que te ata a ella, ni si realmente quieres eso...


Aún cuando estés apunto de ceder a las acometidas de una sociedad llena de necesidades innecesarias, de zapatos limpios y conciencias sucias, de triunfadores sin mérito y estereotipos sin sentido…


Aún cuando no seas capaz de diferenciar si eres el incomprendido o el incapaz de comprender y tus ganas de moverte se deban más a la topofobia que a la filotopía...


Aún cuando tu ignorancia te haga sentir desnudo ante el mundo, pero sea el hecho de no ver a los demás conscientes de esa ignorancia lo que te enerva, y ni la sangre en los nudillos consiga liberar la tensión…

Aún cuando sientas que el amor romántico es algo tan corrompido por Hollywood y por la industria de la apariencia que la gente ya no quiere por el simple hecho de querer…


Aún cuando veas hacer lo que odias a tus propios congéneres y te preguntes por qué hay que hacer todo lo que alguien ha dicho para simplemente optar a ser feliz…


Aún cuando la buena literatura te sature, el sol mayor suene acartonado y pierdas el norte mirando al horizonte…


Aún así hay algo que siempre te sigue. Basta echar la vista atrás y contemplar tu camino, tu estela diría Machado...Cada caída, cada cicatriz, cada desaliento, cada tormenta…Pero también cada descanso, cada paisaje, cada empujón de un colega, cada risa, cada momento de serenidad absoluta...Todo esto ya es solo tuyo y de tu alma, nada puede arrebatarlo de ella, es parte de tu esencia, de tu yo inmutable...Ese yo con ojos de niño que lo cuestiona todo y solo piensa en crecer más y más, hasta que llegado el día, desde la cima de la montaña divisa la tormenta y se dice orgulloso:

‘’Chaval...le has echado un par…’’


viernes, 10 de abril de 2015

SEÑOR OBISPO PÓNGAME UN KILO DE ZANAHORIAS

Quien más y quien menos conoce a alguna de esas personas que se autodenominan ‘’ateas’’, personas con las que normalmente si intentas llevar a cabo una reflexión profunda sobre el sentido de la vida y la concepción del universo te tachan de débil alegando que te refugias en la idea de que hay algo más para calmar tu miedo a la muerte, tomando así una posición incluso más inquisitiva que la de la propia iglesia a la que desprecian. Este hecho es completamente comprensible, ya que en el mundo occidental seguramente más de un 80% de la gente relaciona automáticamente a la religión con la iglesia, y por lo tanto con toda la corrupción y las infamias que esta ha cometido a lo largo de la historia, en las cuales no voy a entrar hoy. Pocos son los capaces de filtrar todo esto y quedarse con las enseñanzas cristinas que interesan, habilidad casi extinta en nuestros días.


La cuestión es intentar responder a porqué hay gente que dice ser atea sin conocer ni haber probado más religión que el cristianismo. Para ello recurriremos al uso de la metáfora, equiparando las religiones a algo mucho más simple y fácil de tratar, la comida.


Os pongo en situación. Cogemos a una persona y desde que tiene uso de razón la alimentamos única y exclusivamente de hamburguesas del McDonalds, el resultado esta claro, dicha persona cogerá tal odio a la carne que es más que probable que se vuelva vegetariana. Pero espera, ¿ha probado esa persona carne de verdad?¿Quizá un gazapo a la parrilla o un solomillo como dios manda, de esos que asustan? Muy probablemente no, y es una pena. Reniegan a su espiritualidad sin antes haber afrontado un problema desde los ojos de Séneca, sin sentirse parte del universo con Plotino, sin batallar por el temple de su alma como Arjuna, sin saber que sentía Confucio al inspirar el Li, sin saber que es encontrar la respuesta a tu duda mediante un koan, sin sentir como tu alma se libera al limitarte a desear aquello inmanente y sin conocer el placer de dejar a tu ser fluir por la ley natural.

Pero en fin, parece ser que hoy en día toda cuestión que no pueda ser medida numéricamente no es de interés para este nuestro mundo y que los que las tratamos perdemos el tiempo. ¿Por qué enamorarse si se pueden contar polvos? ¿Por qué hacer algo por pasión si puedes hacer otra cosa por contar billetes? ¿Por qué tener amistades verdaderas si puedes contar tus ‘’amigos’’ de facebook? ¿Por qué salir a disfrutar del aire libre si puedes contar los Km que haces en una cinta?  Lo dicho, hay cosas que nunca comprenderé, mientras tanto póngame un kilo de zanahorias por favor...


jueves, 23 de octubre de 2014

ZONA VIP


De una forma u otra toda persona con dos dedos de frente intenta seguir unas directrices de vida que encuentra correctas y respetarlas siempre al actuar, pero no siempre es posible, hay momentos en que esto se nos olvida, a veces pasa. No estoy muy orgulloso de que me haya pasado hace poco, así que por lo menos intentaré tranquilizar el tarro con una crítica, ya sabréis de que va el tema... Las discotecas. Como siempre al final canción con lo que intenta transmitir todo esto, espero que lo captéis.

Me cuesta bastante contar todo esto porque en parte para poder contarlo he ignorado algunos de los principios con los que intento dirigir mi vida, pero bueno… dicen que una vez al año no hace daño. En fin, antes de empezar dejar claro que como a todo español ( por lo menos eso pone en el DNI que soy) de 18 años a uno le gusta la fiesta como al que más, pero señores hay algo que debe quedar claro… hay fiestas y ‘’fiestas’’. Sí, aludo a toda la parafernalia con la que las discotecas y/o locales de moda tienen a la juventud actuando a su antojo y de cómo cambia la cosa cuando experimentas una noche medianamente sobrio en uno de estos lugares.

Todo es muy sencillo, basta con que un par de colegas te propongan pasar la noche del viernes en alguna discoteca de la ciudad. Tú sabes que eso no es lo que te va, pero bueno, por una vez no pasará nada y piensas ¿Por qué no? Total, que después de pagar 15 euros como un tonto y vestirte a lo Froilán apareces a las 12 en punto en la puerta de la discoteca. No tardo en empezar a observar el ambiente y después de un par de vistazos ya empiezo a darle al coco. Me resulta muy gracioso verlos a todos iguales, la verdad que impresiona, he llegado a pensar que se compran la ropa y la gomina ya en packs con instrucciones sobre cómo deben ponérsela. No me explico de otra forma cómo se parecen tanto, en serio. Las chicas es otro rollo, es raro ver a dos iguales, pero ojo que también es bonito el percal. Es acojonante ver como se regalan algunas, que forma de rebajarse. Ya no es solo el hecho de llevar maquillaje y colonia a granel, ni siquiera el que se paseen cortas de ropa, esto en un momento dado hasta te alegra el dia si no ha sido muy bueno, no nos engañemos. Con lo que flipo es viéndolas actuar. Algunas se saludan entre ellas con una falsedad enorme, se les ve en la cara que se odian pero ese es el protocolo, saludar a toda la gente que puedas haciendo la máxima cantidad de ruido y espectáculo. Esta hipocresía las hace parecer más sociales o como dirían en la típica película americana más ‘’populares’’. Seguramente de alguna forma esta sensación de ser el centro de atención suaviza temporalmente su falta de autoestima. Pero esto no es todo, la rumba solo acaba de empezar.

Después de 10 minutos de conversación banal en la cola llegamos a la entrada, donde un armario de 2x2m que seguro que no ha leído mucho más que el libro de la autoescuela te quita la entrada y te sella el brazo con una autoridad incuestionable, ahora sí que sí, me siento como una oveja. Total, que te dan dos papeles para cambiarlos por alcohol y después directo a la boca del lobo. Entramos apelotonados en el ascensor sumergidos en una nube de colonia. Salimos del ascensor.

Arriba el rollo es otro, hay que admitir que al que se le ocurrió montar eso era un iluminado y que tal cual funcionan estos negocios tienen todas las de triunfar en la sociedad actual. La idea es la siguiente. Conseguir un local grande y llenarlo de jóvenes aletargados en voluntad y espíritu, dejándoles entrar a cambio de cierta cantidad de dinero. Ellos lo pagan encantados ya que previamente se les convence de que esa es la única diversión que existe, la única forma de conocer gente y por lo tanto de comerse algún rosco. Una vez la gente esta dentro dejan actuar a las hormonas. Un par de efectos de luz y algo de música comercial y la olla empieza a hervir, todos en medio de la pista refregándose unos con otros. Cada cierto tiempo la gente llena el vaso, para algunos (entre los que me encuentro esa noche) la única forma de no morirse del asco. Si hay suerte y encuentras a alguien para un desenfreno ya sabes, pero lo mejor es que para los más torpes ponen a dos ‘’mujeres’’ semidesnudas con más plástico que músculo en el cuerpo a bailar delante de todos, así al menos todos ven carne. La idea es muy buena, al que se le ocurrió es un cerebro, pero repito, estas cosas no son para mi. Llega un momento en que uno no aguanta más aparentando que se lo pasa bien, entonces coges y tiras para casa, así de fácil. Ya en la cama empiezas a pensar en la noche en general y quizás por los restos de alcohol te pones más melancólico de la cuenta imaginando lo que de verdad es para ti una noche perfecta.

Me veo en una cabaña de madera en la montaña, con una buena chimenea y un pequeño grupo de gente de distintas partes del mundo todos compartiendo sus pasiones por la vida, la naturaleza, la buena gente y las ganas de vivir. No hay lugar para el prejuicio ni la hipocresía, tan solo para una pequeña cachimba y algunas cervezas sobre la mesa. Afuera esta nevando, dentro unos timbales y una guitarra acompañan a las risas constantes, no necesito nada más, podría morirme ahí mismo y sería feliz. Entonces vuelvo a la realidad y me digo con un sentimiento de culpa que muchos tacharán de radical ¿Por qué me he dejado llevar? ¿Por qué no he sido coherente con lo que pienso y siento? Supongo que todos cedemos alguna vez aunque cueste admitirlo. Pero bueno, lo hecho hecho esta. Mañana será otro día.


lunes, 14 de julio de 2014

BENDITO FÚTBOL


¿Porqué nos gusta tanto el fútbol? ¿ De dónde sale todo ese poder para movilizar a las masas? A continuación intentaré dar respuesta a esto definiendo el perfil psicológico de todos esos fanáticos de este deporte...Sí, esta vez lo llamaré deporte, pero bueno ya nos entendemos.

El despertador acaba de sonar, son las 6 de la mañana, me volteo y veo a esa mujer a la que 20 años atrás creía querer. Me invade una sensación de vacío, pero el conformismo está tan presente que la idea de empezar el día de manera diferente se me presenta tan utópica como inútil. Al entrar en la cocina el sonido de la cafetera me saca del trance, bebo mi taza rápidamente sin ni siquiera pararme a pensar a que sabe y tras usar el lavabo casi por inercia me pongo los zapatos y me marcho sin despedirme de mi mujer ni de mis hijos. El coche me espera reluciente en el garaje, solo me quedan 8 años para acabar de pagarlo, subo y me sumerjo en un laberinto de asfalto hacia eso a lo que llaman ''trabajo''.

El día no ha sido muy duro, solo me han ridiculizado un par de veces y me recortaron las vacaciones, también me hicieron cancelar esa comida familiar pero bueno, los negocios son los negocios. Vuelvo a casa no sin antes recoger del colegio a mi hijo mayor, parece entusiasmado contándome algo, quizás en otros tiempos le habría escuchado. La casa está tranquila pero la cena sin hacer, así que discuto con mi mujer hasta que consigo hacerla llorar. Mi hija pequeña empieza a llorar también, pero rápidamente la llevo a la cama sin ni siquiera mirarla a los ojos y me voy a dormir al sofá sin cenar, mañana será otro día.

Mi mujer sigue llorando y yo empiezo a pensar.

Parece que era ayer cuando aún éramos felices y nos sentíamos eufóricos por la vida que teníamos por delante, pero 23 inviernos con la persona equivocada hacen mucho daño. Necesito sentirme vivo, necesito algo en lo que creer, necesito darle sentido a mi vida y que esa incertidumbre al intentar conseguir algo vuelva a correr por mis venas. Podría proponerme algún reto. Dejar de fumar y acabar una media maratón, ese viaje que siempre soñé, recuperar ese estatus de héroe para mis hijos, tal vez escribir un libro, emprender un nuevo negocio o simplemente volver a enamorarla. Todo esto parece demasiado complejo.

De repente encuentro la solución a mi vacío existencial, casi se me había olvidado, este año hay mundial. Al instante dejo de sentirme solo y desamparado, ya formo parte de algo, una manada de gente desesperanzada como yo que una vez cada cuatro años se da la mano y dicen pertenecer a un ''País''. Solo es un juego, una pelota y 22 jugadores, pero el ansia por que los míos ganen me hace recuperar el deseo y la ilusión, además ahora parece que todos esos desconocidos con camiseta roja que hay por la calle son mis amigos. No estoy solo. Esta sensación de pertenecer a algo me encanta, estoy tan necesitado de ella que a pesar de que mi país ya no forma parte de la competición me obligo a ponerme del lado de otra nación, no es necesario siquiera admirar al nuevo país al que apoyo, la mayoría de las veces mi decisión se basa únicamente en la xenofóbia hacia las otras naciones. Llega el día de la final y puedo decidir ir con Argentina tachando a los alemanes de nazis, pero también puedo ir con Alemania tachando a los argentinos de ''sudacas'', que más dará.

Sé muy bien que viendo el partido contribuyo a este negocio, dejo entrar toda esa publicidad en mi inconsciente, mañana iré a comprar esas cervezas tan anunciadas. Sé también el dineral que cobra toda esa gente, sé que todos nosotros damos pie a eso, sé lo injusto que es que idolatremos a alguien por chutar un trozo de cuero, pero me da igual, mientras por 90 minutos me saquen de mi monótona vida lo aceptaré encantado.

Finalmente el colegiado da los tres toques de silbato, pienso en lo feliz que seria si fuera alemán en ese momento a la par que bebo el último trago de cerveza. Mi mujer me observa indiferente en pie junto a la puerta del salón. Creo que podré aguantar cuatro años más.









domingo, 6 de julio de 2014

BLOWING IN THE SEA

Fluyendo sobre el mar, paciencia estoica, esperando a que todo fluya y se ordenen las ideas. Se podría hacer una metafora de mi condición actual y la del navío en el que viajo. Imponente, fuerte y decidido se mostraba varado en el puerto, dominante ante el mundo, transmitiendo que posee la capacidad de sobreponerse a cualquier contratiempo. Se elevan anclas, los engranajes del motor chirrían pero enseguida son silenciados por el viento. El barco zarpa y sin darse cuenta se encuentra cruzando el charco que ha dado de beber a la cultura occidental durante mas de 25 siglos. La tierra cada vez queda mas lejos y la seguridad que irradiaba la nave empieza a atenuarse hasta desvanecerse entre el oleaje. Solo el objetivo de llegar a puerto seguro hace que el barco no vaya a la deriva, y solo sus motores pueden llevarle a puerto. Son motores jóvenes, de calidad y entusiasmados por cumplir su tarea pero carecen de algo imprescindible, la intuición. Suerte que la embarcación cuenta con un buen capitán quien ha estado muchas veces al límite de no llegar a puerto. Algunas de ellas incluso tuvo que abandonar su barco para salvar la vida, pero el no pierde la ilusión. Espera paciente a que el temporal pase y a que la intuición traiga las respuestas, mientras, saboreando un habano, funde su mirada en el horizonte en un intento fallido de desnudar el secreto de la creación.